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Mostrando entradas de agosto, 2016

BASTARDOS

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No se cosechan higos de la zarza, y esos jóvenes políticos no son la salvación de España sino hijos bastardos de un poder corrupto. Hemos perdido el norte y la única forma de recuperarlo es devolverle a la tradición su papel de hilo conductor del progreso. Rota la referencia con los valores del pasado hemos quedado sin la necesaria orientación para vivir, a merced de las modas. A semejanza de esas películas infantiles en que "unos malos" intentan adueñarse del mundo, hay en nuestros días personas que han acumulado mucha influencia y que -anegada su conciencia de violencias- han hecho de mandar el sentido de sus vidas. Pero en la armonía de la creación no se puede obviar el amor, el altruismo, y así, pretendiendo una sociedad perfecta a base de pagar muy bien a los más inteligentes para que la diseñen, siempre cojea de algún sitio su proyecto. España lleva tiempo siendo el conejillo de Indias de esos diseños, tal vez pensando en que por su carácter bisagra -entre la modernidad

TIREN A MATAR, PERO SIN ODIO

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Este artículo es un retrato al natural (no de estudio) de la realidad que nos circunda; y tiene un marco:  "El noveno mes del año primero del tercer milenio, el  11   S , las campanas repicaron dos veces:  a muerto... y a rebato.  En una macabra re-edición de  Hirosh-aki ,   el estreno por duplicado de una revolucionaria  bomba de odio  pulverizó los arrogantes bastiones de occidente. Una vez más, contra el cielo azul, la negra nube de polvo se alzaría como un ave de mal agüero... Las violentas convulsiones bélicas del S XX habían sido las primeras contracciones de este parto y el   well-fare state   que le siguió, la   epidural . Sin embargo, con ser extrema la crueldad de aquellas guerras y escandalosa la indolencia egoísta que le siguió, los cronistas oficiales no advirtieron que aquello eran los preliminares de un siniestro alumbramiento.  Como un gusano en un cadáver había ido engordando, a base de rencores e injusticias, la maldad humana, y en aquel rojo amanecer neoyorquino