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Mostrando entradas de septiembre, 2020

"¿Y QUÉ ES LA VERDAD?"

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¡Oh hermosura, siempre antigua y siempre nueva! Esa pregunta es el preámbulo del crimen más atroz que se haya cometido en la Historia, el de Jesús de Nazaret, hombre infinitamente bueno, incapaz de hacer daño a nadie, y muerto como el más abyecto criminal. Fue Pilatos hace dos mil años quien la pronunció, pero aún hoy sigue resonando como un oráculo del pecado, y escudo, en las conciencias de quienes optan por el mal. Desde aquel primer siglo han sido muchos los que han propuesto sus verdades al mundo: filósofos, políticos, grandes personalidades; pero ninguno de ellos lo hizo como Jesús de Nazaret: con la mansedumbre más absoluta, sin gritar ni vocear, pasando por uno de tantos y, finalmente, muriendo como un proscrito. Mientras que aquellos intentaron imponerla, Jesucristo sólo la propuso. Y no es casual que esa sea la diferencia fundamental entre los postores de la verdad, porque ese misterio que aspiramos a conocer, como bien supremo, sólo es accesible por medio de la fe. Yo, por h

¡AVEN Y DESVEN DE UN ESQUIZO!

Al ver morir a mi padre en la soledad de un hospital de Houston, la pena me trastornó y sufrí una descompensación síquica que me duró veinte años. Yo tenía entonces 27 y a partir de aquel momento inicié un camino distinto a los que acostumbraba a transitar. Un camino marcado por la obediencia y por la fe en la promesa de la curación.  Con ser duro lo que viví, puedo decir que fue una bendición. Porque me ayudó a saber lo que es la vida, a encontrar el sentido, y con él todas las respuestas que un ser humano necesita conocer. Para aguantar el tirón se me facilitó una silla con estas cuatro patas: la medicina, los seres queridos, el estado de derecho y la fe. Y el resto lo puse yo sin mucho mérito, porque como se suele decir "a la fuerza ahorcan". A la vuelta de esos veinte años yo me había casado y me había mudado a Toledo. Trabajaba por la mañana como PT en un instituto y por la tarde como Profesor Asociado en la Normal de Toledo. Y ¡había sido padre! Era tanta mi felicidad q