LUZ Y TINIEBLAS

Espíritu y materia, alma y cuerpo, es lo que hay; y anhelo de amor.

Cada vez hay más gente que se prohibe a sí misma quejarse. Mirando al mundo han comprendido que esa actitud no tiene nada de realista ni de maduro y que, por tanto, psicológicamente les perjudica. Ojalá todo el mundo llegara a esta conclusión pero me temo que no va a ser posible. De hecho he comprobado muchas veces que a pesar de ellos mismos, estas personas se quejan de los que se quejan.
Dondequiera que vamos nos encontramos grupos de personas inteligentes que se animan entre sí para quejarse; de lo que sea; unos de otros o de la vida misma.
El proverbio dice que en vez de lamentar la oscuridad, te animes a encender una cerilla, pero ciertamente hoy parece que nada puede oponerse al poder de las tinieblas ¿Será verdad? ¿Qué está pasando?
Responder a esa pregunta es especular. Muchos buscan culpables y se oyen teorías muy aventuradas. Seguir por ese camino es muy arduo y peligroso.
Se habla de "ingeniería social", de "lobbies", de sociedades secretas, etc. etc. Te paras a leer esas noticias y te convencen un poco, te quedas tocado, intrigado, con deseo de saberlo todo sobre el asunto; te parece que rozas la verdad leyendo algún estudio bien documentado sobre los escondidos poderes; y durante algún tiempo andas como en una nebulosa extraña. Pero poco a poco, las innumerables obligaciones cotidianas te van alejando de esa inquietud hasta olvidarte por completo de ella y dejarte convencido de que "no se puede hacer nada", de que "bastante tenemos con sobrevivir".
De alguna manera, el poder oculto que buscamos está dentro de nosotros mismos maniatándonos. Ese convencimiento de que nada podemos es lo que nos paraliza a pesar de ser absolutamente subjetivo.
Y no sólo eso sino que es extraño a nuestra cultura, a nuestras raíces. Me explico:
Si en la cultura agrícola española, formada durante siglos, se producía una sequía, eran menos los que pensaban que se debía a un poder oculto, a una maldición, que los que, sin pensar en nada de eso, se conformaban con vivir el día a día lo mejor que podían, confiando en que en algún momento se volvería a abrir el cielo.
La gran calamidad que padecemos hoy es estar presos de nuestro modo racional de vivir y de interpretar nuestra existencia. Da pena ver a tantas personas brillantes empeñadas en buscar caminos de progreso con sus propias fuerzas. Tienen garantizada la frustración. 
La marginación del ser religioso nos ha metido en el pozo en que estamos. Carecemos de luz porque la luz no se conquista sino que se recibe y es necesario pedirla. La llave del futuro está en pedir y esperar. Nuestro orgullo se opone a Dios, que es amor, nos hizo por amor y espera nuestro amor, no nuestras obras.
Cuantas más cosas brillantes hagamos más caminos sin salida abrimos. Siempre pero hoy con mucha urgencia es necesario pedir y confiar. El camino que conduce a la felicidad es inaccesible al hombre. Sólo Dios lo sabe y es necesario dialogar con Él y preguntárselo. "Señor, para vos nací, ¿qué mandáis hacer de mí?
Un cordial saludo.

*[Artículo publicado en fiate.es en octubre de 2015]

Comentarios

Entradas populares de este blog

¡LUZ Y TAQUÍGRAFOS!

ALUMNOS

PROVOCACIÓN (publicado en agosto del 22, y revisado después)