FÍATE LES DESEA ¡FELIZ NAVIDAD!

Belén presente en el funeral del Papa Benedicto XVI


Estimado Presidente:
Hoy, día de Reyes del 2016, la Fundación para la Integración de Alumnos con Trabas Especiales, nacida para Castilla-La Mancha en la ciudad de Toledo, que en aquel momento gobernaba usted, desea felicitarle de un modo especial esta fiesta tan arraigada en nuestra tradición milenaria:
Conscientes de la dificultad que conlleva en estos tiempos ser un presidente para todos, nuestra Fundación, que abiertamente acoge la herencia cultural y espiritual cristiana, quiere prestar un servicio a la ciudadanía explicitando el significado que para ella tienen los acontecimientos festivos que en estas fechas estamos celebrando. De esta manera compartimos nuestra alegría y con ella los motivos últimos del servicio que prestamos a la sociedad castellano-manchega. Aprovechamos para ponernos a su disposición y desearle pleno acierto en sus decisiones para el bien común.

“El temor del Señor es el principio de la Sabiduría”
“Un retoño brota del tronco de Jessé,
un germen, de sus raíces.
Sobre él se posa el Espíritu del Señor.
Espíritu de sabiduría e inteligencia,
Espíritu de consejo y fortaleza,
Espíritu de ciencia y de piedad,
Espíritu de Temor del Señor.”

¿Qué celebramos en la Navidad?
Dios, inmensamente feliz desde siempre, sin ninguna necesidad, creó al hombre a su imagen, lo creó por desbordamiento de su amor. (…) Y vio Dios que era bueno.
Ahora bien, ¿quién se puede imaginar al ser humano sin el atributo de la libertad?
Como Dios quería amar y sentirse amado, no creó autómatas sino personas. Y por el mal uso de su libertad, el hombre perdió la amistad con el creador.
Pero éste, incapaz de olvidar a su criatura, no la abandonó en el destierro poblado de aullidos en que quedó.
Eligió entonces a un hombre entre tanta gente torcida: Abrahán. Le pidió confianza ciega para hacer de él el pueblo escogido. Y lo cribó hasta pedirle incluso a su hijo Isaac (figura de Cristo).
A ese pueblo así formado lo fue guiando hasta hacerlo grande y fuerte. Le dio la Ley y los Profetas. Le concedió Jueces y Reyes.
David era el menor de los hijos de Jessé. En aquel tiempo, un rey ungido por Dios llamado Saúl, gobernaba el pueblo escogido, pero olvidado de que todo le venía de Dios, transgredió el pacto y fue depuesto de su cargo.
Le sucedió David, un humilde pastor. Ungido también por Dios, lleno de Su fuerza, con ésta y una piedra en la frente de Goliat, selló su fama. Rebosante de amor bailó delante del Arca como un niño, sin importarle la burla de la Princesa, porque miraba sólo a Dios. Y así consolidó su fama e hizo grande su reino.
Un día que le venció la pereza se fijó en una mujer e hizo matar a su marido, gran general de su ejército, para quedarse con ella. Un profeta se lo echó en cara y se arrepintió sinceramente (Salmo 50, “El Miserere”). A este David le prometió Dios que un sucesor suyo se sentaría en su trono para siempre. Y así fue, Jesús ocupa ese trono. Y en la Navidad se celebra la inmensa alegría del nacimiento del Hijo de David, que reinará con cetro de hierro por siempre jamás.

[Y para demostrar que Él no había sido injusto (creando al hombre del modo en que lo hizo), mandó Dios a su Hijo que se encarnara y después no le eximió de la muerte, sino que lo entregó en manos de los pecadores para que lo mataran. (…)
Por eso "a todo el que crea en el nombre de Jesús, le dará poder para ser hijo de Dios."]

Para recibir ese don tan inmenso de la divinidad se necesita una transformación interior profunda, que suele acontecer a lo largo de un proceso de purificación personal. Uno nace del vientre de su madre. Después tiene que volver a nacer del "vientre" de la Madre Iglesia. Y por último, debe aceptar entrar como un niño en el seno de Dios mismo para nacer por fin a esa vida divina. De aquí deducimos que tres puntales sostienen la prosperidad de un pueblo, del pueblo: familia, Iglesia y testigos creíbles de la Verdad.
El afán último de todo hombre es un mundo libre y hermanado. El lema "Liberte, Egalite, Fraternite" sigue vigente para todos, ¡y cuánto más para los políticos honestos!. Pero la historia ha ido minando nuestra esperanza y hoy no sabemos hacia dónde mirar para orientarnos. Terribles amenazas de modos de vida extraños nos acechan por todas partes. Y ante esos peligros quedamos paralizados por el miedo o recurrimos a la violencia.
Pero a un mundo parecido a éste, igualmente violento, vino Dios para rehacer la esperanza de los hombres. Los judíos de su tiempo esperaban un Mesías, un salvador, a lo humano. Tendría un poder incontestable y los libraría de la opresión romana. Su mente estaba cerrada y se negaron a ver la realidad (los mudos hablan, los cojos andan...y a los cautivos se les anuncia la libertad). Hoy sucede lo mismo. Jesús, que está vivo y habla y actúa por medio de muchos cristianos, sigue dando signos de que otra forma de ver el mundo y la historia es posible. Que el poder del César es siempre efímero, mientras que Dios permanece y da la vida eterna y dichosa a quien se la pide, y ya aquí en la Tierra.

Los profetas hablaron de parte de Dios, avisando, anunciando, denunciando. Tenía que venir un gran profeta precediendo al Mesías que predicara el arrepentimiento de los pecados. Y vino. Se llamaba Juan y hasta el torcido Herodes lo respetaba por parecerle honesto. Pero no así su amante, que era la mujer de su hermano y por ello era reprobada por el profeta. Y en cuanto pudo, aprovechando la debilidad del rey, hizo matar al Bautista. Cuando se enteró Jesús se retiró a Galilea, que era una región donde nadie creía, cumpliendo así la profecía de Isaías:

"¡...Galilea de los gentiles!
El pueblo que habitaba en tinieblas ha visto una gran luz; a los que habitaban en paraje de sombras de muerte una luz les ha amanecido.
Desde entonces comenzó Jesús a predicar y decir: "Convertíos, porque el Reino de los Cielos ha llegado.""
(Mt 4, 15-17) 

Un destacado político francés del siglo XX, André Malraux, hizo también una profecía, citada por San Juan Pablo II en Cruzando el Umbral de la Esperanza:
"El siglo que viene será el siglo de la religión o no será en absoluto". 
De nosotros depende, Señor Presidente. 
Un cordial saludo,
D. Julio M. Espina Fernández (Portavoz de Fíate


Comentarios

  1. ¿Votar en Navidad? Por supuesto que sí. Un voto familiar acabará con los irresponsables

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

¡LUZ Y TAQUÍGRAFOS!

ALUMNOS

PROVOCACIÓN (publicado en agosto del 22, y revisado después)