ECO, IN MEMORIAM

Aquí está Eco, y aquí se queda.
                                  
Acaba de morir Umberto Eco, recién publicado Número cero. ¡Qué encantadora coincidencia!, la fecunda vida del semiólogo convertida en metáfora; como si después de muerto nos dijera: “Ahora comienzo mi obra”.
Será sin duda del mayor interés seguir su lección postrera y entenderla como su lección primera. ¿Qué hay de nuevo,  profesor?
Serio y sobrio a la vez, enarbola un periódico y dice: -  ¡LEEDLO ENTRE LÍNEAS!

Con Felipe González y una Iglesia light, la derecha se dejó achantar y con el tiempo llegó hasta sumarse a las sucesivas cazas de brujas que “la prensa” decretaba.
Como una apisonadora, se fueron sucediendo los envenenados ismos dando cumplimiento a la profecía sobre España del chamán Alfonso Guerra, que en su arrogancia no dudó en echarse a la espalda la pionera corrupción de su propio hermano, abriendo a un tiempo veda y vereda.
Durante dos décadas, la hegemonía cultural y moral de la izquierda fue incontestable y los “transgresores” duramente castigados. 
Sin ellos saberlo, aquellos fogosos jóvenes habían de ser elegidos en el sinuoso Suresnes para trasladar a la Calle Sierpes un festejado caballo de madera, que con el tiempo dejaría salir de sus infectas entrañas el monopolio comunicativo y la manipulación mediática que vencerían a España desde dentro. Dueño de la bu(r)la, el ariete virtual actuaría sembrando la división y debilitando el buen ánimo de la población, a base de inocular mediasverdades y de alimentar rencores.
A río revuelto 
Al aproximarse las elecciones, el potentísimo aparato mediático, en manos ya de no se sabe qué poderes, comenzó a dar voz a los insatisfechos y a negársela a los constantes, denigrando a éstos al mismo tiempo. Su objetivo, ya lo hemos visto, dividir para vencer. ¿A quién? A esa vieja raíz secular de nuestra sufrida tierra que sigue retoñando de modo constante; a ese “algo” estable que hace de España un proyecto común y duradero. 
La división cuajaría, por arte de birlibirloque, saliendo cuatro líderes en vez de dos de la chistera mediática y a continuación, tras dos meses más de magia barata, haciendo que el país de "las cosas claras y el chocolate espeso" parezca en Europa un lío que da miedo.
Sí, llevamos ya dos largos meses de desgobierno y show, a expensas de desaprensivos hechiceros a sueldo empleándose a fondo en "recrear" España: 
Sobresaltando con veladas amenazas y funestos vaticinios a la población que aspira a vivir honradamente; provocando inquietud con interminables dimes y diretes para desgastar, desorientar y desanimar; abusando con malas artes sicológicas, como vincular fotos alarmantes con textos inocuos o viceversa, para aumentar nuestra desazón; entremezclando pseudo-hechos –con protagonistas de alquiler– con medias verdades y desmentidos, para confundir, manejar y en último término llevar al pueblo al desánimo. Para ver si así desiste este noble pueblo de esa forma de vida que, arraigada en valores eternos, subsiste a contracorriente.
Otra metáfora, aunque no tan feliz como la de Eco, viene aquí a cuento: Cuando el PP recuperó el poder hace cuatro años, en el balcón de Génova saltaba como una adolescente Esperanza Aguirre, para contentar a la multitud, mientras Rajoy se quejaba de no poder hablar por el griterío.
Pecaba de ingenuo Rajoy, no cabe duda, pero tomó el toro por los cuernos y saneó las apolilladas arcas heredadas del socialismo. Esperanza Aguirre, en cambio, firmó enseguida un multimillonario contrato para Madrid con un magnate del vicio e hizo mutis por el foro de la escena política, pero viendo al poco fracasado su negocio, se apresuró a volver de nuevo al ruedo, con gran disgusto de los suyos. Ahora acaba de escenificar una honrosa dimisión (no sabemos si la última) “para darle ejemplo a Rajoy”.
Y otros igualmente oscuros personajes, baldón y rémora de nuestra patria que nunca faltan, vienen siendo sistemáticamente utilizados para vituperar la gestión del último gobierno, hasta casi hacernos olvidar los hechos objetivos de nuestra más reciente historia:
Un presidente socialista, Zapatero, dejó al PP en el 2011 un país en ruinas y al terminar Rajoy su mandato, en diciembre, España tenía la perspectiva de crecimiento mas alta de Europa. 
Si en el lapso de dos meses, mediando tan solo las elecciones y el trasiego mediático, hemos pasado a ser de nuevo un país en entredicho, habrá que pensar, como sugiere Eco, que el tejemaneje de los medios ha "traído cola". O lo que es lo mismo, que su intervención nos está llevando a "la cola".

Gracias, Umberto, por ponernos sobre aviso. Procuraremos no ceder a la tentación del desaliento que nos quieren inocular. Venga quien venga a gobernar, con la ayuda de Dios, como siempre, sabremos trabajar y convivir para darles un futuro de esperanza a nuestros hijos. Y tú, descansa en paz.


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