DAMASQUINADO TOLEDANO

En Fíate, con paciencia, hacemos joyas
El veterano sargento, molesto con aquel reemplazo tan blandengue, se encaró con un recluta por quejarse. Acto seguido, exaltado en su celo patriótico por la insolencia del joven, le arreó un pisotón en un pie y le gritó a la cara:
- ¡¿Le ha dolido, recluta?!
- ¡No, mi sargento!
- ¡¿Por qué?!
- ¡Porque calzo el 40 y me dieron unas botas del 44, mi sargento!
De esa manera y de otras, los mozos volvían de la mili a sus casas "hechos unos hombres" ¡qué tiempos aquellos! Ahora los quintos se casan entre ellos, la guerra la planean mujeres, éstas empuñan también las armas y los mandos se apuntan a romper la patria... Pero ¿es esto el progreso... o nos la dan con queso?
Sea como sea, en Fíate sí que estamos intentando formar hombres y mujeres de una pieza, gente entera e íntegra, que viene a ser lo mismo que "gente que se entere". Por supuesto que a nosotros también nos duele que a los jóvenes les falte ímpetu pero creemos que el remedio no es ponerse duro sino más bien tener temple, autodominio y paciencia. En una palabra, poner nosotros el espíritu animoso que a ellos les falta; ser su ejemplo.
No vamos a negar que esa solución no es fácil puesto que todos experimentamos muy a menudo que la vida nos viene grande, pero precisamente porque somos muy conscientes de esa limitación, no nos planteamos Fíate como un proyecto de buenas ideas, pensado al milímetro, sino como la alegre aceptación de un regalo de Dios. Fíate, como su mismo nombre indica, confía su capacidad de hacer algo útil en la sociedad a la bondad de Dios. Esa confianza es el principal activo de la Fundación y su única garantía de éxito. Y con ese equipo, ni más ni menos, nos hemos lanzado a esta aventura.
Por supuesto, a lo largo de un buen número de años, los patronos hemos experimentado que ese principio de la confianza es suficiente y el único totalmente garantizado. Gracias a él hemos vencido grandes dificultades y seguimos haciéndolo. Nuestra trayectoria es, a pesar de serios contratiempos, un testimonio del poder de Dios para mejorar nuestra existencia. Y eso es lo que ofrecemos en Fíate.
A los que vengan les vamos a proponer caminar provistos con esa 'mochila' tan sencilla, advirtiéndoles que según sea su confianza así será su cosecha. 
En cierto modo pretendemos recuperar, como en "la mili", el valor de la obediencia en la formación de las personas, aunque los medios para suscitarla sean, como ya hemos dicho, los lazos del amor y no los del castigo o la amenaza.
Desde aquí invitamos a padres y educadores a probar este original método educativo, un método emancipado del miedo. Cualquiera lo puede poner en práctica si está dispuesto a ejercitarlo al  mismo tiempo que su pupilo. Por supuesto, hay muchos testimonios de su eficacia y mucha literatura donde poder informarse, básicamente las vidas de santos.
El programa que les proponemos se podría comparar con la elaboración de un buen pastel que hay que hornear a fuego lento, en el interior de cada uno: Padre, madre, profesor, pariente o alumno. Tan sólo con "el buen olor" que se percibe basta para que merezca la pena intentarlo.
¡Apúntate ya al marterchef de corazones!
Un cordial saludo.

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