LOS MOTIVOS DEL COOPERANTE (I)
![]() |
Massá y Bankimôu, aprovechando la lluvia. |
En el poblado de Émbotú había muchos niños, pero pocas risas.
Cuando las condiciones climatológicas lo permitían se hacían algunas faenas en el campo; pero la pertinaz sequía de los últimos años había ido reduciendo la actividad al mínimo y hoy día casi nadie aspiraba a vivir de su trabajo.
De vez en cuando llegaba al poblado alguna ayuda alimentaria exterior y había un poco de movimiento, pero la mayor parte del tiempo se pasaba sin nada que hacer…ni que comer. Esperando…
Los niños en Émbotú no jugaban. El que lograba pasar de los cinco años tenía bastantes posibilidades de sobrevivir, pero cada vez era más difícil traspasar esa frontera.
Bankimôu era uno de los tristes niños que frisaba esa edad. Su madre, Massá, pertenecía a otra tribu y era una mujer todavía hermosa a pesar del azote del hambre. Había aparecido por allí con los hombres blancos en una de sus misiones sanitarias periódicas.
La asistencia que prestaban aquellos benefactores consistía en llevar niños en estado de inanición permanente a precarios hospitales donde cuidaban de ellos durante unas pocas semanas. En la última campaña, hacía ya cinco años, esta mujer había sido contratada para ayudar en las tareas domésticas. Y cuando la ONG terminó su trabajo ella eligió quedarse en el poblado de Émbotú en vez de volverse al suyo. Así que su hijo creció allí como uno más de la aldea.
Bueno, a decir verdad, Bankimôu se diferenciaba del resto. Su piel era ligeramente más clara y tenía una agudeza especial en la mirada que llamaba la atención. Por estas y otras cualidades suyas gozaba de gran aceptación por parte de todos y el jefe de la tribu le daba trato de hijo.
Un día llegó la noticia al poblado de que habían venido otra vez los médicos blancos a la ciudad vecina y que ya empezaban a visitar la zona. Cada vez que esto sucedía, a la vez que esperanzas, se suscitaba bastante turbación entre las gentes, porque en su modo de entender no había lugar para la reflexión y la moderación, y con el caldo de cultivo que propiciaba la extrema pobreza eran incapaces de controlar las pasiones que les despertaban las estrategias distributivas del hombre blanco.
Comentarios
Publicar un comentario