¡PELIGRO, PERRO SUELTO!

Los Obama paseando con su perro
El mundo en estos momentos se parece a una casa abandonada. Todo está sucio, algunas partes dañadas o muy dañadas y otras ruinosas. El orden ha desaparecido hace mucho tiempo, a pesar de algunos piadosos intentos de mantenerlo.
Tristemente, casi se puede decir lo mismo de la situación de la Iglesia. Hasta tal punto ha llegado la simbiosis con el mundo.
En el Nuevo Testamento se habla de 'los perros' aludiendo a infiltrados en las comunidades cristianas para espiarlas con intención de acabar con ellas. El nombre hace referencia a presencias incómodas y nada de fiar, que siempre estaban al acecho para morder y hacer daño.
Hoy sucede lo mismo, hasta el punto de que han mordido ya tanto, que el temor se ha adueñado de la mayoría y ha causado una apostasía de hecho en los países cristianos.
La Iglesia de occidente es una Iglesia tibia, una caricatura de Iglesia; y hace que la denuncia-provocación de Jesús -y cuando venga el Hijo del Hombre ¿encontrará la fe sobre la tierra?- sea para nosotros oprobio, vergüenza y llamamiento urgente al arrepentimiento y la conversión.
De hecho, el deplorable estado de cosas del mundo es en gran parte debido al silenciamiento de la noticia del Kerigma de sobre la faz de la tierra.
Hoy en día, los perros se han multiplicado dentro y fuera de la Iglesia, contaminando de anatema toda realidad terrestre. Reina la idolatría en los cuatro puntos cardinales y el resto de Israel suspira porque llegue pronto la Paruxia, porque ya no puede más.
Los poderes terrenales, hoy más que nunca, esclavizan a los hombres y los reducen sin misericordia a números. La democracia ha quedado convertida en una fachada sin nada detrás. Entre los representantes legítimos de los ciudadanos se han metido también los perros, que destruyen por dentro todo lo que va quedando de Derecho en el funcionamiento social, que viene a ser lo mismo que todo lo que de cristiano queda en nuestras culturas. 
El instrumento que está posibilitando esa usurpación de poder, esa suplantación de los gobiernos, es el monopolio de los medios de comunicación, con Internet a la cabeza.  
Muchas desgracias personales y familiares, que van jalonadas por desventuras económicas y amenazas personales, tienen su origen en este bastardeamiento de las instituciones. Examinando la realidad, simplemente con la luz del sentido común, se constata que ha desaparecido el Derecho en las sociedades modernas, como la española. Ha quedado convertido en papel mojado: no hay posibilidad material de hacer valer un derecho frente al poder, sea éste del tipo que sea, que a la postre está en las mismas manos. Por ejemplo: Enviar una carta certificada puede costarle a la mayoría de los bolsillos un 0,5% de su sueldo y después tiene que interesarle a la compañía de envíos que llegue en tiempo y forma a su destino, porque si no, no llega.
En los organismos oficiales hay infiltrados 'perros' que no se rigen por las leyes, sino que obedecen a sus dueños. Muchos funcionarios se dan cuenta de maniobras ilícitas pero temen abrir la boca para que no les lastimen. Estos perros conforman una red que prácticamente constituye un poder paralelo, siguiendo la misma práctica que rige en todos los países según la cual ya no existe soberanía de los estados.
Lo dramático de esta situación es que obedece a la economía de la existencia humana sobre la tierra:
El porvenir y la prosperidad del hombre consiste en secundar el Espíritu Santo, que le dirige hacia destinos eternos por el camino recto. Todos los desvíos de este itinerario pasan factura en forma de sufrimientos y muerte. Si el camino se tuerce mucho, existe un riesgo grave para la supervivencia de la especie humana, y el síntoma de que está aproximándose ese mal es la pérdida de valor de la vida.
Frente a la opción anterior se postula la del espíritu rebelde, que reniega de Dios y lo tacha de tirano. Este espíritu se ha ido implantando por obra de la propaganda y de la compra de voluntades. Utilizando el miedo como principal valedor, entra en todas partes donde encuentra un flanco abierto. Allí donde no hay una fe viva y verdadera en Dios Padre Todopoderoso, urde estratagemas para apoderarse del alma debilitada y hacerla esclava. Al estar muy implantado le es cada vez más fácil engañar y someter a las almas. Poco a poco va haciendo desaparecer la distinción entre el Bien y el Mal, lo que le posibilita entrar a saco en todas partes.
Los pastores han descuidado mucho al rebaño, en un proceso largo en el que sin duda ha jugado una parte decisiva la prosperidad material que nos han brindado los países ricos, al modo como los capos de la droga invitan al principiante. No se explica que desde los púlpitos no se anunciara a los fieles que la fe verdadera conlleva grandes pruebas, si no es por ese silencio con el que se iba pagando la factura de nuestras comodidades. 
La vida es la elección reñida entre dos amos: Dios o el dinero. Es un combate de espíritus, de modo que si uno renuncia a luchar es engullido por el espíritu de la perdición. Inexorablemente, ese espíritu le conducirá a un destino aciago, por medio de cebos sucesivos que le nublen el entendimiento hasta conducirle a las puertas de la muerte. Y al contrario, cuanto más se acerque uno al Espíritu de la Vida más le atacará el diablo. Entendiendo esto puede uno empezar a entender su vida. Cuanto más se deje uno llevar por el espíritu del mundo, más insoportable le parecerá la persona que sea portadora de bien. Esto sí que es matemático.
La vida del hombre en la tierra está comprometida por el pecado original, de modo que, querámoslo o no, entendámoslo o no, no hay salvación posible si no es en el nombre, en la persona, de Cristo. Todos estamos amenazados por un poder real que desea nuestra muerte. Si uno vive como si esto fuera un cuento, tengan por seguro que será pronto esclavo del mal, cometerá crímenes (sí, sí, sin ninguna duda, literalmente, crímenes) y conducirá su vida de mal en peor hasta verse a las puertas del infierno. Porque ese poder es infinitamente más poderoso que el más poderoso de los hombres y la única posibilidad de hacerle frente y vencerle es permanecer al lado de Dios, que ya lo ha vencido resucitando a su Hijo; de modo que no seamos nosotros los que luchemos, sino que por el abandono confiado en sus divinas manos, sea nuestro Padre el que nos defienda y nos saque del peligro real en que nos encontramos. En esto consiste la Salvación de que tanto hablamos los cristianos y que empieza a hacerse realidad en el momento del Bautismo. (Continuará).
  

Comentarios

Entradas populares de este blog

¡LUZ Y TAQUÍGRAFOS!

ALUMNOS

PROVOCACIÓN (publicado en agosto del 22, y revisado después)