EL CAMBIO TENDRÁ QUE ESPERAR

 De izquierda a derecha y de arriba a abajo,
 Sanchivera o Riveráncho
¡Qué torpes y necios sois para entender las Escrituras! les dijo Jesús a dos judios que iban de camino cabizbundos y meditabajos porque habían matado a su mesías-caudillo.
¡Estad alegres cielos y los que moráis en sus tiendas (los que aspiramos a llegar al cielo)! "Porque ellos han vencido al maligno por el testimonio de la Palabra que dieron y no amaron tanto sus vidas que temieran la muerte" "Porque ha sido precipitado el acusador de nuestros hermanos, el que les acusaba ante Dios día y noche" "Ahora se estableció la Salud y el poderío y el reinado de nuestro Dios y la potestad de su Cristo". Esto es lo que hoy hemos celebrado, por ser domingo. Y en un segundo plano porque con la dimisión de Sánchez el Reino de Dios está más cerca que antes.
Pronto habrá gobierno de Rajoy [esto lo escribí hace tres años, cuando España estaba sin gobierno], no hay duda. Hemos sufrido mucho y hemos estado al borde del abismo. Pero Dios, una vez más, nos ha sostenido en la brecha. Ahora bien, de este año que ha pasado convendría sacar una lección porque la lucha sin cuartel continúa. 
¿Hemos olvidado que en la vida sólo hay dos caminos y uno sólo es bueno? Desgraciadamente, hay muchos que sí lo han olvidado y dejándose seducir por fábulas y embustes han embotado sus conciencias y se han olvidado de que al final de la vida se les pedirá cuentas. ¡Despertad, despabilaos, que ese día viene como un ladrón en la noche; velad para que no os sorprenda!
¿Y qué tenemos que hacer? Arrepentíos, convertíos y creed en el Evangelio.
Algunos se asoman curiosos a escudriñar el abismo, corriendo un grave riesgo. Pero ¡incautos! ¿no veis que el diablo, como león rugiente, ronda buscando a quién devorar? No le deis oportunidad de pillaros...antes bien, vigilad que el anochecer no os sorprenda en vuestro enojo, desterrad de vosotros las rencillas y la maledicencia, sobrellevaos mutuamente con paciencia, dejando que la paz actúe de árbitro en vuestros corazones; y por encima de todo el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada.
¿Sentís curiosidad por saber que hay fuera de estos pastos que os presentamos?
Al principio de este año de agonía que hemos pasado, los dos principales causantes de tanto dolor, Sanchivera o Riveránchez, os lo enseñaron fugazmente; os lo pasaron rápidamente por delante de los ojos y os dijeron su nombre: "El cambio".
A ellos les han convencido de que es la panacea para todos los males. Y se lo han creído porque los goces de este mundo ya les habían conquistado el corazón. Pero están muy engañados. Ese cambio hermoso sólo encierra podredumbre.
Cuentan que muerto Pedro Sánchez subió al cielo ingenuamente y se encontró con que no estaba entre los elegidos. Extrañado, llamó a su tocayo y éste le explicó que 'se había caído el sistema' pero que habían mirado en los archivos de papel y no le habían encontrado. Aprovechó Sánchez la coyuntura para exigir y obtuvo esta promesa: "Bien, como el fallo ha sido nuestro, vas a elegir tú dónde quieres pasar la eternidad. Estarás siete días aquí y otros siete en el infierno y después decides." Se pasó la semana del cielo de nube en nube, tocando el arpa con los ángeles...¡maravilloso! Entonces tomó un ascensor que bajó mucho tiempo. Al abrir vio una extensión inmensa de césped, y un grupo de gente elegante disfrutando de una tarde de golf, y una carpa en el medio con todo lo que los sentidos pudieran apetecer. Reconoció inmediatamente a algunos viejos amigos entre las personas que venían a su encuentro para darle la bienvenida, y se le pasó la semana en un abrir y cerrar de ojos. Llevado ante San Pedro, dudó un buen rato pero terminó por ceder a la voluptuosidad sensual del infierno. Bajaba otra vez en el ascensor esperando el mismo recibimiento que el día anterior pero en vez de eso, un ejército de harapientos muertos de hambre, acosados por bichos inmundos, hurgaban desesperadamente en aquel inmenso estercolero buscando algo que llevarse a la boca. Horrorizado por la visión empezó a gritar como un loco y en medio de aquel espanto vino hacia él saltando como una cabra Belcebú, tridente en ristre. ¿Por qué clamas, alma de cántaro? - Es que, es que... -del apuro no le salían las palabras- ayer estuve aquí y esto era totalmente distinto. Y le contestó la serpiente: "Sí, si, sí, pero es que ayer estábamos de campaña electoral y hoy ya has votado por nosotros; ja, ja, ja, ja".
El cambio que sin tener ni idea de lo que hacían intentaron imponernos estos dos desgraciados era el camino del infierno:
"Me levanto y desayuno bien. Me ducho y me perfumo. Le doy un beso a mi mujer, que de la tristeza no se levantará en toda la mañana y le digo a mi hija que se porte bien en el cole. Con voz muy débil me dice algo que casi no lo oigo y repito "pórtate bien". Y ya está, por fin ... el día completo para mí. Qué problemas tengo que resolver hoy, a ver... ¡Ah!, este asunto sí que es importante. Esto se tiene que hacer así y así. ¡Estos tíos son g...! Hablaré con fulanito... "hacemos esto y lo otro, de modo que se confíen... entonces se la jugamos y nos colgamos nosotros las medallas. ¿Quedamos para comer, tío? ¿te has fijado en la nueva?"
...estoy harto, mi mujer es una máquina de quejarse, es insoportable. Otra vez me saca la historia del niño, siempre igual, yo soy el culpable de todos sus males, no me deja en paz un minuto, ya no aguanto más.
(A la vuelta de unos pocos años...) Tanto tiempo esperando a jubilarme para esto, esta hija mía no deja de pedir:
- "Llévame al niño un ratito al parque papá, por favor, que Rafa se ha tenido que quedar en el trabajo para una reunión".
- (¿con quién se reunirá?) Pero, verás... es que camino muy mal, hija ...
-¡Anda, anda, no te quejes, que estás perfectamente! ¡Papá, ¿qué te pasa? ¿por qué lloras?! Madre mía, estás cada vez peor ¡eh! no sé qué voy a hacer contigo...
(Cría cuervos...)
-¡José, muévase! que han llamado ya para ir al comedor ¿no ve que ahí no deja pasar a la gente?
- Este José está fatal, no sé lo que durará.
- Pues a mí el médico ya me ha dicho que si sigue así, que lo ingresemos por urgencias...Total, la hija ya casi ni viene..." (Fin)

De modo que hay que felicitarse de que, gracias a Dios, los Riveránchez se hayan estrellado. Pero la vida es lucha y en lo escondido ya se están rearmando los malos, enardecidos y enrabietados por su humillación. Volverán al ataque inmediatamente, con más saña y más malicia, con otro nombre pero con el mismo collar de soberbia. ¡Los perros...! ¡Que Dios nos ayude!
Un cordial saludo.

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