EL DULCE NOMBRE DE JESÚS


Muy queridos hermanos en la fe:

No nos cansemos de dar gracias a Dios por el inmenso don de creer en Él. ¡Qué abismo de "calidad de vida" nos separa de la increencia! Gracias, gracias, Señor, de todo corazón.

Leemos de un autor anónimo del S. II: "Dichosos los que poniendo su esperanza en la cruz, se sumergieron en las aguas del Bautismo". Cierto, esa es la clave: La cruz de Cristo; entregar la vida por amor, unido a Jesucristo; saborear las delicias de su corazón de Dios-Hombre enamorado de nosotros. 
No cabe mayor deleite para el ser humano; esa cruz, la amorosa y no otra, nos da acceso a la vida divina; nos saca de la mediocridad y nos eleva a alturas insospechadas; cada vez más arriba...y bajando; porque para conocer la verdad, que no está en nosotros, debemos dejarnos guiar por Quien la conoce; y sus caminos no son los nuestros.
"Sabéis que los grandes de este mundo os oprimen...no será así entre vosotros. El que quiera ser grande entre vosotros que sea el servidor de todos; y el que quiera ser el primero que sea el último".
Escandaloso programa electoral el de Jesús. Pero eficaz por demás. Muchas naciones lo han elegido a lo largo de la historia y han prosperado por la vía rápida. Aunque después hayan sido infieles...
Siempre estamos necesitados de conversión y siempre necesitados de auxilio celestial. El yugo -que aunque suave nos incomoda- es necesario para encontrar alivio. Por supuesto que no lo ven así los príncipes de este mundo sino que conspiran para quitárselo de encima.
Cuando Don Antonio Cañizares fue elevado a la dignidad cardenalicia citó un salmo de alabanza al Señor: "Mi corazón no es ambicioso..." Fue una manifestación de dependencia de Dios que sintetiza el espíritu cristiano, totalmente opuesto al del mundo, al del dinero y muy a menudo me viene a la mente porque mantener ese espíritu, ser fiel al Evangelio, te granjea enemigos, te garantiza la hostilidad.
Hermanos, me ha dolido en el alma ver tan vapuleado al Cardenal Don Antonio Cañizares por interpretar el movimiento migratorio actual con un criterio pastoral irreprochable. Y me ha dolido especialmente que no hubiera ninguna voz relevante en la Iglesia que se alzara en su defensa. Porque eso quiere decir que hay muy pocos "leños verdes" en la Iglesia y si es así ¿qué harán con ella estando tan seca?
"El momento es apremiante; queda como solución que el que está casado viva como si no lo estuviera; el que compra como si no disfrutara; el que llora como si no llorase... Porque si tu mano te hace pecar...vale más entrar manco en el cielo que ir entero al fuego inextinguible."
Hoy Jesús cuelga de la Cruz por todas partes; en nuestra propia casa palpamos el sufrimiento; el Resto de Israel está oprimido y sólo Dios nos puede salvar. Es tiempo de rasgarse los corazones y no las vestiduras. En esta brecha en que estamos, todos a una, con un solo corazón, deberíamos implorar al que nos prometió: "Me invocarás y yo te escucharé": 
TE RUEGO, SEÑOR, SÁLVAME. SANTA MARÍA, RUEGA POR ESPAÑA, RUEGA POR TUS HIJOS

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