TRES AÑOS DE FÍATE

La rosa de los vientos
Cuando se presentó en público la Fundación Fíate, el 15 de octubre de 2013, estaban en las primeras filas varias personalidades, en representación del gobierno de la JCCM y del gobierno local. En el patio del Palacio de Benacazón, sede de la Fundación CCM, la prensa conversó con algunos de ellos y conmigo y dieron la noticia al día siguiente de que el gobierno aplaudía esta iniciativa que iba en la buena línea de la colaboración público- privada en la atención a las necesidades ciudadanas.
En el tiempo transcurrido desde entonces, hemos ido lanzando a la par capotes y SOSs. Por una parte ofrecimientos para colaborar con la Administración de distintas maneras, y por otra peticiones de ayuda para afrontar los primeros pasos de la Fundación con un mínimo de garantías de permanencia en el tiempo. Y todo ello con escasa respuesta hasta la fecha.
En el origen de esta fundación hay una historia poco corriente. Concretamente hay mucho de confianza en Dios y poco de previsiones humanas. Tal vez por esta razón hemos estado resistiendo hasta ahora las desatenciones de los distintos equipos que han estado al frente de C-LM, porque viviendo según el Evangelio, Fíate nació para servir y no para ser servido.
Ahora bien, precisamente por nuestro compromiso de servir, es para nosotros un deber hacer repaso y mención de nuestra relación con la Administración. Porque nos debemos a las familias de nuestra comunidad en cuanto usuarias del nuestro servicio educativo-sanitario. Y algunas de ellas nos siguen la pista y lógicamente se hacen preguntas acerca de nuestro itinerario.
¿Qué tal la Fundación? ¿Qué actividades hace? ¿Colabora el gobierno? Preguntas de este tipo están en el aire y aún no podemos darles la respuesta esperanzadora que nos gustaría.
www.fiate.org es la voz de la Fundación en la web y va camino de las seis mil visitas. Para ser una organización incipiente y modesta, que por principios excluye vender su patrimonio moral a cambio de popularidad, la cifra de visitantes no está nada mal y prueba que hay un importante sector de la población dispuesto a colaborar desinteresadamente en la labor educativa. Nuestro objetivo, ya desde los orígenes, es movilizar y canalizar esta fuerza altruista a través de la plataforma Fíate.
El hecho de que en nuestras publicaciones no aparezcan hasta el momento iniciativas o contenidos específicos de nuestro ámbito de intervención, no obedece a ninguna dejación ni a ningún despiste o extravío. Nada de eso. La razón es que estamos convencidos de que antes de que se pueda hacer un trabajo fecundo en cualquier campo de la educación es necesario, como cuando se quiere hacer un cultivo, preparar adecuadamente el terreno. Hay que roturar, descantar, arrancar lo malo y oxigenar la tierra y, sólo después, echar la simiente y cuidarla hasta que crezca y llegue la hora de meter la hoz.
En estos momentos, el campo de la educación está tan abandonado y sembrado de malas hierbas, que se nos hace obvia la necesidad de desbrozar y limpiar con esmero para que la más delicada tarea posterior tenga un mínimo de garantías de éxito.
En realidad, esa tarea previa que actualmente nos ocupa, se enmarca perfectamente dentro de las actividades destinadas a procurar los fines de la Fundación que recogen nuestros estatutos, aunque aún no haya llegado a adquirir la forma de contacto físico directo con la población diana a la que servimos. Si como dicen algunos, ‘la mejor práctica es una buena teoría’, Fíate entiende que la tarea más urgente de cualquier proyecto que pretenda promover un cambio educativo estable y profundo, debe ser la de crear una nueva mentalidad ciudadana respecto a la educación, empezando por aclarar cuál es su sentido. Es urgente emancipar la actividad educativa del mero utilitarismo práctico que es la plaga que está echando a perder todas las cosechas y agriando todas las añadas sobre las que hemos venido depositando nuestras esperanzas en los últimos decenios.                                                                                                                                                  Un premio Nobel acaba de publicar un estudio sociológico de USA que confirma que es una sociedad enferma (más de medio millón de adultos blancos de menos de 50 años murieron de tristeza –suicidios, adiciones, etc.- en los últimos quince años). Y por más que se tapen los datos, la tendencia sigue al alza y sólo revertirá si conseguimos darle un sentido pleno a todo lo que hacemos. Sólo así evitaremos que el esfuerzo no pase factura en forma de vidas humanas como viene sucediendo. Pero un sentido que vaya mucho más allá de “llegar a ser el primero en lo tuyo para el bien de todos”, porque al final, alumnos, padres y profesores, se quedan con ese llegar a ser el primero y se olvidan de la segunda parte: “para el bien de todos”, que es la principal. En la conciencia de ciudadanía, de proyecto común, reposa el sentido, y de ahí es de donde el educando podrá sacar fuerzas para resistir el tremendo desgaste que la competitividad impone al trabajo escolar.
Actualmente, a pesar de las grandes inversiones, muchísimos talentos y energías se nos van por los sumideros del sistema. Los índices de abandono y de fracaso reales –medidos con índices como salud del planeta, evolución del hambre y las enfermedades, etc.- son llamadas a revisar en profundidad los planteamientos que están en la base de nuestro sistema educativo. Pero mientras se siga observando la educación en los términos en que lo hace la encuesta PISA, esto es, como una actividad subsidiaria de la economía, no hay nada que hacer; seguiremos cosechando fracasos que, mucho me temo, se ocultarán a la mirada de los ciudadanos con cada vez más siniestras manipulaciones.
Fíate se sitúa, y seguirá haciéndolo cuando se recrudezca el combate, en primera línea de batalla. Tal vez por esta obstinación suya a no ser comparsa en el debate educativo, nos vienen negando la más elemental atención y ni siquiera se nos responde cuando solicitamos una entrevista con el responsable de política educativa de nuestra Comunidad.
Pero los políticos pasan mientras que lo que se hace desinteresadamente por los más necesitados da fruto a su tiempo. Por otra parte, el principal patrimonio de Fíate no es el material sino el espiritual. Lo que nos otorga un sitio en la labor asistencial es nuestro conocimiento de Dios, sin que seamos nosotros merecedores y sin que nadie pueda quitárnoslo; simplemente tenemos el encargo de dar gratis lo que gratis hemos recibido y nos lo tomamos a pecho.
Nuestros potenciales beneficiarios pueden estar seguros de que pensamos en ellos, nos importan, y si Dios quiere, en su momento podremos estar también físicamente a su lado para animar su esperanza y ayudarles a superar sus trabas.
Entretanto les pedimos oraciones porque ciertamente se avecinan tiempos duros para el mundo en general, en los que sólo sobreviviremos si nos unimos fraternalmente en un mismo espíritu, animándonos unos a otros y enseñándonos mutuamente a llevar una vida sencilla y virtuosa. Un cordial saludo.


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