¡AHORA O NUNCA!

La muerte del panadero, de Francisco de Goya y Lucientes


Menguar yo para que viva Cristo en mí

La Cruz y el sufrimiento se suelen confundir. Ambas realidades se nos antojan insoportables y a menudo no encontramos a nadie que nos haga ver la diferencia, a pesar de que existe y es tan grande como la que hay entre el cielo y el infierno. En la Cruz nunca estamos sin Jesucristo mientras que en el sufrimiento, sin Cristo, se auto-invita siempre el Malo. Esto significa sobre todo que incluso en la peor de las situaciones, el amor que Él nos da nos hace soportarlo todo y vencer a la tristeza y a la desesperación. 
A partir de mis quince años, en mi naturaleza he venido sintiendo el proceso de modernización, de democratización de España, como una agresión y a medida que me he ido asentando en mi fe de niño más todavía, llegando incluso, en esta última década de mi vida, a sufrir castigo físico y psicológico de parte de las estructuras de poder. Precisamente en esta época ha sido cuando más he experimentado la presencia de Jesucristo a mi lado y también cuando más he conocido al Malo y sus asechanzas. Puestas ambas vivencias en la balanza, con ser muy doloroso el ataque del enemigo, compensa con mucho ese sufrimiento el saberse amigo de Jesús.
Rom 5,19: “Si por la desobediencia de uno todos fueron constituidos pecadores, por la obediencia de uno todos se irán convirtiendo en justos (al tiempo que vayan renaciendo en Jesucristo)”.
Jesús responde a las tres tentaciones con lo que está escrito: No sólo de pan vive el hombre; no tentarás al Señor tu Dios; sólo al Señor tu Dios adorarás y darás culto. Por contra, nuestros dirigentes pretenden ocupar el lugar de Dios y que les adore­mos a ellos.
-(Ex 5, 7) Esto dice el Faraón (entiéndase los que nos mandan): “No os proveeré de paja; id vosotros a buscarla donde la encontréis; y no disminuiré en nada vuestra tarea”. Valiéndose de los medios nos confunden y oprimen. 
-(Ex 5, 11) “¿Por qué tratas así a tus siervos israelitas?...Contestó el Faraón: “Holgazanes es lo que sois, holgazanes; por eso andáis diciendo: “Vamos a ofrecer sacrificios al Señor.” Por todos los medios tratan de desanimarnos y hacernos sentir culpables.
-(Ex 5, 18) Los inspectores israelitas dijeron a Moisés y Aaron: “El Señor os juzgue; nos habéis hecho odiosos al Faraón y le habéis puesto en la mano una espada para que nos mate”. Por la violencia de la opresión, hasta los hijos de la Iglesia le piden cuentas a los que cumplen el encargo de Dios y llegan incluso a beberse con fruición las palabras de los inconstantes.
Considerando ese sufrimiento del pueblo de Dios, vivido por los cristianos y expresado en los Salmos, San Agustín escribió: "El Señor se halla presente en los hombres del orbe entero no con gran gloria, sino con graves tentaciones (...) nadie se conoce a sí mismo si no es tentado, ni puede ser coronado si no ha vencido, ni vencer si no ha combatido, ni combatir si carece de enemigo y de tentaciones”. 

Hechos (Facts)
Le pareció bien a Dios que viera yo actuar impunemente a pedófilos en muchos ambientes infantiles. Viví con gran dolor esas situaciones, por compadecerme y solidarizarme con las pequeñas víctimas pero también por constatar hasta qué punto nuestra sociedad está enferma. 
Una vez, en un macro-encuentro de familias cristianas, Dios me hizo testigo de cómo dos hombres, ajenos al evento, salían del baño de las niñas, con signos inequívocos de su fechoría, unos segundos después de que dos de ellas asomaran al pasillo cogidas de la mano y con sus cabecitas y sus tiernas almas doblegadas ya por la malicia del pecado. En aquella ocasión me sentí especialmente turbado al ver al mal adueñado también de aquel terreno y al verme yo atado de manos para destapar el abuso, y subí corriendo a la capilla a pedirle a Dios que me librara de mi angustia.
La violencia de los “ismos” por un lado y el efecto sedante del bienestar material por otro, han ido nublando nuestro entendimiento y nuestra conciencia. Y esto fuera y dentro de la Iglesia.
Para despertarnos de ese encantamiento, nos envió Dios en el S. XX papas santos. San Juan Pablo II fue un testigo cuyas palabras proféticas sobre el amor humano están llamadas a fecundar la tierra. Con ellas enardeció a la Iglesia pero también al maligno, que desató guerras  y desgobiernos; y que mostró su feo rostro en España con unas políticas sociales y económicas tan destructivas que casi nos hunden. 
A partir de ese momento, la Iglesia, que hasta entonces vivía un resurgir, comenzó a retroceder por el miedo. Y de poco sirvieron  los valientes alegatos de Benedicto XVI acerca de la unión entre fe y razón, de la verdadera religión, del pecado y la falta de fe en la propia Iglesia. Todo eso le costó a él la salud pero fueron muy pocos los que tomaron su testigo y el Mal siguió expandiéndose. Conviene recordar sus valientes palabras al poco de morir San Juan Pablo II, las que pronunció en el Vía Crucis del 2005 y que fueron muy probablemente el detonante para su inmediata elección como Papa. La Palabra de Dios se lee -acostumbraba a decirnos- con el corazón y por eso salieron como saetas de su boca los temas de fe y razón, Islam, pederastia, finanzas y traición, en las distintas estaciones de aquella famosa oración del Coliseo: 
Octava estación- Falsa piedad: No se puede seguir quitando importancia al mal y estarse contemplando la imagen del Señor que sufre. Oración: “Conviértenos y danos una vida nueva (leños verdes que den fruto)”
Novena- Suciedad en la Iglesia: Se deforma y se abusa de la Palabra. La traición de los discípulos, la recepción indigna del Cuerpo y la Sangre del Señor, es el mayor dolor del Redentor.
Undécima- Dejémonos clavar a Él, no cediendo a ninguna tentación de apartarnos, ni a las burlas que nos inducen a darle la espalda. Oración: “Ayúdanos a encontrar en la estrecha unión contigo la verdadera libertad”.
Duodécima- Hoy, por la maldad…tu rostro aparece irreconocible… Oración: "Ayúdanos a reconocer tu rostro. A creer en ti y seguirte en el momento de la necesidad y de las tinieblas… Haz que se manifieste la salvación hoy, ahora".
Décimo cuarta- En la descomposición que son las ideologías, nuestra fe debería ser una vez más el perfume que conduce a las sendas de vida. Oración: “Te das a ti mismo a través de la muerte del grano de trigo, para que nosotros tengamos el valor de perder nuestra vida para encontrarla. Como el grano de trigo caído en tierra espiga luego, tampoco Tú podías permanecer en el sepulcro, el Padre no te entregó a la muerte”.

Opiniones
Muchos pasan el tiempo acallando las preguntas que no quieren oír, pero en vano. Porque vivir es elegir y sabemos que nos va la vida en acertar. Comoquiera que nuestra inteligencia no basta para asegurarnos el éxito, Dios mismo quiso hacerse hombre para mostrarnos cómo hay que actuar. Una vez en la tierra, fue tentado a vivir como un rey y lo rechazó, prefiriendo morir como un criminal a vivir sirviendo al mal; y por esa elección volvió a la vida y se convirtió en el modelo y guía para todas nuestras decisiones.
En esa historia se resume la fe católica y se condensa la verdad que ahora por todos los medios se intenta ocultar para salvar un modo de vida egoísta que está agonizando. Y eso explica que hoy en día no podamos hacer caso de los medios de comunicación, porque obedecen a esos intereses bastardos. Concretamente, respecto de una de nuestras preocupaciones principales, la educación de nuestros hijos, insisten en decir que existe una forma adecuada de educar, con la cual se garantiza el éxito y se hace uno útil a la sociedad e intentan hacernos creer que la cultura digital es la panacea y la forma más excelente de progresar. En definitiva, que no se necesita a Dios para nada.
Una compañera llegó hoy al instituto con la frente rota por salvar a su hija de dos años de sufrir un atropello. No es excesivo decir que nuestras vidas tienen precio de sangre y ciertamente no de una sangre cualquiera sino de la del propio Jesucristo, que es a un tiempo hombre y Dios verdadero.
Los ‘poderosos’ trivializan esa verdad y se atreven a pontificar sobre lo que es bueno y lo que no. Al hacerlo hablan de lo que no saben y no hay tema con el que no se atrevan; su ciencia es para ellos un sistema de inmunidad "parlamentaria”. Dicen, por ejemplo, que es bueno darles placer sexual a los niños puesto que así se les hace disfrutar; o nos interpelan presentando como un abuso quitarles a las vacas la leche de sus crías o considerando al lenguaje humano despreciable por causar discordia y explotación. Estas campañas de los poderosos pretenden hacernos comulgar con ruedas de molino y penetran en los ámbitos intelectuales maquinando para acallar toda voz disidente.

Salud social, saber estar (rapport, charm, the five As: Affection...)
"Pagamos un precio muy alto por dejar a los sentimientos fuera de las aulas" (Ken Robinsonedu-gurú)
Tengo unos cimientos a la antigua, formados a partes iguales de mis experiencias familiares y escolares; llevan en su composición conceptos básicos unidos a conciencia por medio del afecto y les puedo decir que son probadamente resistentes. El edificio que sustentan está firme y las pruebas de la vida lo han asentado aún más. La alegría de habitar sobre cimiento tan sólido repele una y otra vez los miedos que en otras edificaciones consiguen abrir brechas.
De aquella educación que ofrecía ejemplos a imitar hemos pasado en nuestros días a deslegitimar cualquier autoridad moral extraña al poder político. Con afán totalitario y capa justiciera, se ha ido desvirtuando la enseñanza hasta reducirla al absurdo de un proceso de reproducción de enciclopedias parlantes con piernas que lanzan al aire datos "objetivos". Este despropósito educacional viene a ser como tratar de edificar sólo con ladrillos, sin aglutinante. Y para contrarrestar la insufrible inestabilidad social que así se genera, lo único que se sugiere es hacer bloques más pesados y más ajustados a base de tecnología digital. Semejante desatino explica que la inquietud anímica sea hoy una pandemia y una verdadera lacra en las aulas, afectando tanto a los alumnos brillantes como a los menos dotados, por no hablar de padres y profesores.

Caminos de paz bajo un sol nuevo                                                
He cumplido 55 años. Soy hijo de maestros y desde los 24 maestro yo mismo; puedo decir que mi vida ha sido la escuela y mi escuela la vida. Ésta me ha enseñado que el examinador verdadero no viene hasta el final y que siempre te pregunta si has compartido tus talentos con los demás. Porque nadie está vivo para sí mismo, sino que se debe a los otros; sus dones son para enriquecer al grupo con el que vive, y de esa manera el propio individuo encuentra su realización, o sea, su razón de vivir.
El arte de abrir esos cofres individuales llenos de talentos es la tarea de la educación. Y está demostrado que tanto más se sacará de ellos cuanto más se espere sacar (efecto Pigmalión).
Si las necesidades humanas se acabaran en lo material, la educación sería una rama de la economía; pero no es así. Puesto que no sólo somos cuerpo que come y necesita solaz sino que tenemos también necesidades que nacen del corazón, del sentido y la sensibilidad, la economía no puede mandar sobre la educación sino que debe mantener un diálogo permanente con ella, evitando así caer en la tentación permanente del 'pan y circo', de tan triste historia.
Federico García Lorca se daba cuenta de esto y por eso pidió en su célebre discurso "medio pan y un libro para los pobres". Sin embargo, ochenta años después de su esclarecedora petición, a pesar del gran progreso material, seguimos igual de indigentes en lo cultural y la reivindicación de Lorca sigue sin ser atendida. En ese sentido, hay en nuestros días muchos insatisfechos, cuyo desgarro interior está causando ese agotamiento social que llaman crisis y que amenaza el futuro.
Ciertamente, hoy no nos faltan libros ni aparatos pero los ánimos andan flacos; se dejan sentir los efectos de ciertas carencias que no acertamos a cubrir a pesar de la abundancia de recursos materiales. Mientras somos jóvenes nos ilusionamos en proyectos y empeñamos lo mejor de nosotros mismos en ellos, pero a menudo no obtenemos el fruto deseado y nos desanimamos y cada vez nos da más miedo emprender nuevos proyectos; entonces nos vamos haciendo cómodos, renunciando a los grandes e incluso a los pequeños ideales. Y a nivel colectivo se van apagando las luces de la avenida del futuro. Es evidente que con lo material no está todo conseguido.
Últimamente, en los medios, se recurre a la Pedagogía, pero en realidad es una concesión a la galería para aliviar la preocupación de los ciudadanos. En la práctica, en el día a día de las aulas, no le está permitido acceder a la esfera afectivo-emocional de los alumnos, donde radica el sentido; y ni la pedagogía ni nadie puede mejorar las cosas con una intervención epidérmica, fría, exclusivamente conceptual. Esa es la verdadera situación de las Ciencias de la Educación mientras los desórdenes personales se multiplican.
La impostura que está teniendo lugar en nombre de la ciencia es dramática y ya se están empleando métodos ilícitos para ocultar sus graves consecuencias. Pero no va a ser fácil esconder por mucho tiempo que la crisis actual se debe a un agotamiento de los recursos humanos más que de los materiales; que no estamos contentos ni tranquilos y así no se puede crear riqueza. Y que es una emergencia social recuperar el carácter holístico de la educación, sin el cual no dejarán de aumentar los desequilibrios y la descomposición social.
Para semejante diagnóstico procede un tratamiento que aborde la recalificación de nuestro concepto de 'lo rentable', desvinculándolo de la producción de bienes que conduce a la especialización y a la fragmentación del saber y dando entrada en las aulas a la formación humana integral. Pero estando tan deteriorado el organismo social de los occidentales, tan envejecido por el desamor, sólo con cirugía mayor se podría abordar ese cambio de paradigma cultural y eso entraña muchos riesgos. Porque, para colmo, el sistema circulatorio -los medios de comunicación- está también esclerotizado por las malas prácticas económico-sociales y las obstrucciones que presenta a la libre circulación de las ideas son constantes y es más que probable que el paciente se colapsara ante una intervención masiva.
Un ejemplo de esta disfunción de los medios me lo he encontrado hoy mismo en la prensa: la pseudo-noticia de que protegemos excesivamente a los niños y les hacemos más débiles. Se trata de una media verdad que, soltada en el mar revuelto del miedo al futuro y del sentido de culpabilidad, desorienta más que ayuda. En realidad, es muy bueno que los padres se preocupen por sus hijos y tienen motivos sobrados para temer 'soltarlos', por lo que lanzarles esos puyazos es un flaco favor a su labor educativa y revela una mala intención. Si se mira cuidadosamente el asunto es fácil encontrar la relación entre estas "noticias" y las que propugnan un cambio educativo consistente únicamente en hacer de la educación una tarea propia de la tecnología: "Finlandia, Singapur, etc., van muy por delante de nosotros en educación y riqueza; por medio de la tecnología digital rentabilizan al máximo el potencial individual y disponen en todo momento de un programa super-adaptado a las cualidades de cada alumno".
Ni qué decir tiene que esa opción está en las antípodas de la recomendación de Lorca y se carga las aspiraciones más hondas y honestas de una mayor justicia social.

Ahora es el momento
¿A qué obedece tanta confusión? ¿Qué está pasando en el mundo, hacia dónde camina?
Se nota que hay quien tiene prisa por pasar la página de esta incertidumbre socio-política que estamos viviendo y ya vuelve a oler a podrido en España. El último caso de corrupción lleva visos de ser la espita que deje salir otra añada de mal caldo fermentado en los umbríos lagares de la política adulterada. Vuelven los medios a trastocar los perfiles de nuestros dirigentes a su antojo. Rostros que la evidencia de su falta de honestidad había enterrado saltan a la palestra con inmejorable aspecto, al tiempo que a los que están al pie del cañón, tirando del carro, se les muestra sombríos, ajados y caducos. Aquella infame campaña contra Rajoy que tanto daño nos hizo a todos, es resucitada de nuevo por el fantasma de la lucha contra la corrupción. Se avecina una primavera caliente y un verano ardiente. Tal vez el objetivo sea que a la caída de las hojas caiga también definitivamente el manto que cubre a España y su desnudez venga a ser socorrida por algún lascivo adinerado... 
Sea como sea, ahora es el momento, o de llorar la pérdida irreparable de nuestra querida patria o de beber el amargo cáliz de tener que morir por ella.  



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