ORANTES Vs ARROGANTES

Entre tus manos está mi vida, Señor. Nací y me crié en un hogar cristiano de una zona poco religiosa. Mi infancia estuvo marcada por la sencillez y la alegría y fue tan buena que tendría que ser yo un maestro de la palabra para describirla. No le faltó de nada: ni gozo, ni dolor; ni las alegrías serenas más profundas, ni las más profundas tristezas. A la paleta del cuadro de mi infancia no le caben más colores y, sin embargo, en lo material no fue tan rica. Al tiempo que dejaba yo de ser niño, en los 70, empezaba a haber más dinero y se abría un ciclo de mayor bienestar material pero de menos paz. Para mí los sobresaltos no se hicieron esperar: choques con la realidad e inquietud, tiempos en los que se tambalearon mis cimientos y el peligro pasó a formar parte de mi vida. Me vi metido en una dura travesía y sólo gracias a la fe que recibí de niño, y con la ayuda de muchos y mucha paciencia, logré volver a la senda buena. Me decía hoy un alumno, viendo el cuadro sinóptico de la historia...