EL FACHA Y LA FACHADA

TAPIAS RUINOSAS QUE PUEDEN CAER SOBRE LOS QUE EN ELLAS BUSCAN COBIJO

Para La Prensa -los que nos exprimen- sólo hay dos tipos de votantes, los que se conforman con las apariencias de cambio y los que quieren un cambio de verdad, los fachada y los fachas.

A muchos les ha ido bien hasta ahora con la mascarada democrática y quieren que siga. Otros entendemos que de seguir así -con la mentira por verdad- el barco se irá pronto al garete.

Yo di mi voto a VOX para que reivindicara en el Congreso la vuelta al sentido común en todas las áreas, y como yo lo hicieron 2,7 millones de españoles. El absurdo en las poltronas nos había abierto los ojos:

Dicen que es libertad escupir la bandera; hacer topless en las Iglesias; negar la vida al feto o a los viejos que nos la dieron; legalizar la prostitución, el abuso de niños o la droga; valerse de los medios para fomentar el adulterio, malmeter contra los varones y linchar a gente de bien con mentiras y calumnias; subvencionar agitadores (como los que dicen que tomar leche es abusar de las vacas); gastar cuando hay que ahorrar; usar el dinero de todos con fines privados; ensalzar públicamente al que hoy dice blanco y mañana negro; incentivar la delación; desprestigiar la honradez; asfixiar la iniciativa empresarial y familiar; etc. etc. etc.

Sigo pensando que esto no puede seguir así, pues por más que se empeñen algunos, la vida tiene un libro de instrucciones y no vale todo. Se intenta acallar esta opinión tergiversando la intención de los votantes de VOX, que, aunque una parte puedan ser cazadores o agricultores o propietarios indignados, razones tienen éstos para estar así y no dejarán de estar de acuerdo en que es urgente recuperar el sentido común en la política.

Los fachada se contentan con discursos ampulosos y vacíos sobre derechos -irreales; progresos -imaginarios; y leyes -muertas. Porque para ellos la vida son sus cosas y no quieren cambios; dudan de los que les puedan hacer pensar, no vaya a ser que tengan que cambiar, pues andan justitos de fuerzas y de ánimo. Pero la historia les mira desde los patíbulos y les habla con versos para convencerles: "Vinieron a por los judíos, los católicos, los ...; pero como yo no era tal...; por último vinieron a por mí...pero ya era tarde."