¡VIVA EL REY!

¿Es tan malo que esté ya todo inventado?
Como el típico vaquero de un western, le di la vuelta a la silla y me senté apoyando los brazos en el respaldo, y les dije a mis alumnos: "Soy libre y puedo sentarme así si quiero... pero mi espalda se quejará pronto... y la silla fue pensada para que la espalda pudiera descansar." Luego les invité a decidir en su interior si también el ser humano tiene un diseño benéfico que conviene respetar.
Ya llevo un año apartado de las aulas y muchos más sufriendo acoso por ejercer de un modo veraz mi profesión. Ante la mentira que se nos avecina con este aborto de gobierno que se nos va a imponer, me entra angustia y me dan ganas de salir a la calle a gritarle a la gente el peligro que corre. Vengo avisando desde hace años en este blog de que esto iba a ocurrir. Y ya está aquí Sánchez con la rebaja... un proyecto siniestro y una nueva crisis en su maletín, para amordazar social y económicamente a los pocos ciudadanos críticos que aun quedan... mientras el PP sigue, tan contento, esperando... porque en realidad está a favor de ese nuevo orden que se nos quiere imponer, y su think-tank le ha dicho que conviene que sea "la izquierda" la que haga el trabajo sucio, la demolición de todo cimiento antiguo... En cuanto a VOX, lo tendrán entretenido con líos hasta que ya no tenga nada que hacer porque haya colapsado el edificio España.
Se pretende acabar de una vez por todas con la idea cristiana de lo que es el hombre: Una criatura destinada al Sumo Bien, surgida de la nada por el rebosamiento de amor de un Dios tan bueno que no puede hacer otra cosa más que amar.
Esta idea de hombre -la antropología cristiana- nos viene de la comunicación establecida por Dios con nosotros, la Revelación acontecida en la Historia. De no haber tenido lugar esa iniciativa divina, la civilización occidental no habría existido.
Así pues, para imponer un cambio de dirección a la historia, alejándola de su fin verdadero -que es la conversión con ese Dios-Amor- la filosofía, el derecho y la ética que conocemos y que han dado lugar a las sociedades 'libres' occidentales, tienen que desaparecer. Y tristemente, nuestros ojos ya lo están viendo.
Por ejemplo, Farenheit 451 es una ficción pero me consta que la realidad la está superando -incendios; robos; manipulación, falsificación y ocultación de fondos; privatizaciones de hecho; volcados en nichos herméticos de Bibliotecas Nacionales y Regionales, grandes y pequeñas, están ocurriendo- y un pensamiento único, vehiculado por 'la red', está disimulando el vacío resultante del asalto a la cultura. 
El trabajo de demoler la Historia desde sus cimientos es ímprobo, pero las obras van muy avanzadas. Como la Historia existe en la memoria de las personas, hace falta "cambiarles la cabeza", o anularles el cerebro, o, en el peor de los casos, sellarles la boca. Un aliado perfecto para esa operación es el fomento del vicio y el castigo de la virtud realizado desde el poder. Otras cosas, como encauzar los afectos hacia la pobre madre Naturaleza o ensalzar la vida animal, van en la misma dirección. Van en detrimento de edificar una sociedad con altos ideales de justicia y amor desinteresado. El acuerdo unánime de los partidos en esa funesta tarea es evidente, y la propia devastación humana en marcha adelanta su fin.
¿Hay un proyecto detrás? ¿O es el propio egoísmo 'natural' de los hombres el que está causando este cambio?
Nadie debería ignorar que la Historia -colectiva o personal- ha sido siempre una lucha entre dos principios irreconciliables, que simplificando podemos llamar el Bien y el Mal. El trabajo de los historiadores es tanto mejor cuanto más respeten la cabal interpretación de la presencia de esas fuerzas en las decisiones de las figuras que intervienen en la Historia; y la atribución por adelantado de una intencionalidad buena o mala en los actores -un prejuicio- nubla el correcto discernimiento de lo sucedido y confunde el camino de los pueblos. Desgraciadamente, la neutralidad del juicio depende más de la virtud del investigador que de los datos que maneja, y puesto que la vida virtuosa no está de moda, el saber está cada vez más trufado de mentira, más adulterado, lo cual va inclinando el curso de la historia hacia el mal. Y como la conducta individual está imbricada con el comportamiento de la colectividad, y una y otra se retroalimentan, la tendencia al mal es a la vez social e individual. Tener esto en cuenta nos ayuda a responder a la pregunta de si hay un proyecto detrás del cambio de orden... ¿estoy yo favoreciendo el mantenimiento del orden o por el contrario favorezco a las fuerzas que intentan romperlo? 
Los cristianos creemos que el fin de la historia es la instauración definitiva del Reinado de Cristo, que su proyecto vencerá. De igual modo que muchos nos sentimos llamados a colaborar con ese proyecto, a luchar bajo esa bandera, otros muchos se apuntan a la contraria. Existe un Dios-Hombre verdadero y existe su enemigo; y ambos tienen partidarios que son conscientes en mayor o menor grado de lo que sus acciones personales 'significan' -conocen el 'signo', la bandera que defienden. Está claro que de un lado el caudillo es Jesucristo y no sería raro que del otro lado hubiera también un capitán. Tal vez éste prefiera permanecer en la oscuridad, pues del mismo modo que Jesucristo es la Luz y se muestra a los suyos como tal, su enemigo es la sombra y se mueve entre sombras. Así los que trabajan para él aman la conspiración, el trabajo sucio, las encerronas...
Este 'oscuro personaje' quisiera arrebatarle el puesto a Dios. Es mentiroso desde el principio, y por eso niega que Dios sea Amor, y arroja todo tipo de sospechas sobre él. Intenta convencer al hombre -creado libre por ser imagen de Dios mismo- de que Dios no le quiere; de que Dios no es bueno. Y de que él mismo, el hombre, puede hacer un mundo mejor que el que Dios le ha regalado a condición de 'ser su esclavo'. En ese trabajo de engañar al hombre, la voz del enemigo le susurra día y noche la idea de sacudirse el yugo, los muchos yugos que nos hacen sufrir. Precisamente Jesús, que sabía perfectamente que esa era la principal tentación que lanzaba el enemigo, declaró públicamente muy pronto que no le era posible al hombre sacudirse el yugo, pero que cualquier yugo, llevado con Él, uncidos a Él, era suave, y la llave para conocer la verdad. Y ahí, en creer o no en ese "diseño" establecido por Dios y basado en su amor, es donde se la juega el hombre.
Por el drama que eso encierra, los cristianos tenemos la obligación moral de predicar; si no se predica la Buena Noticia, la que invita a creer en ese Amor revelado, que ha movido a tantos a dar la vida por los hermanos, se hace más difícil que la gente crea, por más que todos en nuestro interior oigamos la voz que nos llama a vivir amando.
En definitiva, y volviendo a la silla del principio, estamos envueltos en un intento de hacer un hombre nuevo, emancipado de Dios. Un hombre con un 'diseño' completamente distinto. No es la primera vez en la Historia que esto sucede, y ya sabemos lo que pasó en el siglo pasado. Pero esta vez los medios son más sofisticados y más terroríficos, porque el ataque, la destrucción masiva, se lleva a cabo de forma totalmente silenciosa. Aunque de hecho vivamos en guerra, las bajas no se pueden atribuir a la acción de un enemigo visible: uno se muere por aislamiento social, por una adicción, por la falsa piedad de otros, por tristeza, porque "no estaba bien"...
Pero no puede estar bien el que "sin poder hacer nada" ve que esa lucha con armas inhumanas se está llevando por delante la vida de muchas personas que no sospechan que otros los están empujando a la muerte... y ve también que él mismo es empujado -en medio de una gran desolación- a correr esa misma suerte...
La cuestión es que sólo Dios puede hacer algo nuevo, y el hombre, 'defectuoso como es', sólo puede ser 'distinto y mejor' en cuanto ande tras las huellas de Jesucristo, que está vivo y todo lo hace nuevo. El intento que se está llevando a cabo de crear al margen de Dios un orden nuevo está condenado al fracaso. Sólo Dios es creador, y todo lo demás... criaturas. 
Mientras no se destape este perverso plan en marcha de 'hacer hombres nuevos', sufriremos... pero la soberbia y la violencia no quedarán impunes; los que están arruinando la Tierra lo van a pagar; el que más poder tenga tendrá un juicio más riguroso, el que menos, uno menos severo. Y el resto, los que perseveren en su fe en el Amor hasta el final, se salvarán.
























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