LOS HUEVOS DE ORO

Contigua al hospital, la vieja nave que antaño dio vida al pueblo, hoy puede resucitar. Hay vivencias de la infancia grabadas como destellos en nuestra memoria. Tendría yo siete u ocho años y hacía buen tiempo; podría ser avanzada la primavera. Por aquel entonces, en una Asturias pujante, mi pueblo era un lugar ideal para un niño, pues aunaba la tranquilidad con acontecimientos estimulantes para la imaginación. Próximo a un área industrial, en un momento de bonanza económica, iban creciendo algunas pequeñas empresas familiares en la localidad. Una de aquellas familias había construido una nave industrial y en ella, creo que con ocasión del nacimiento de un hijo, invitó al pueblo -que entonces tenía dos mil habitantes- a una merienda. Por esa época del año, se suelen hacer en mi tierra este tipo de encuentros gastronómicos con motivo de probar la sidra elaborada con la última cosecha de manzanas. En bable se les da el nombre de 'espichas', en referencia a la apertura de...