SENCILLAMENTE

Es todo mucho más sencillo. Ver cómo nos despojan de la herencia costosamente ganada por nuestros antepasados para nosotros y para nuestros hijos, y no hacer nada, lacera mi alma. Bullen en mí sentimientos de rabia que intento refrenar y gracias a Dios lo consigo, pero no disminuye mi indignación y mi inquietud por lo que veo con total claridad que está pasando. Me llena también de dolor la postura de muchos compañeros de viaje que se van por el camino fácil, mientras con la boca blanda lanzan dardos incendiarios a los de corazón sincero. Vivo sin futuro; traigo a mi mente muy a menudo que estoy de paso en esta vida y que, aunque camine por cañadas oscuras, Dios va conmigo. Y al hilo de los acontecimientos intento responder a mis obligaciones para con mi familia y mi sociedad. En medio de ésta no encuentro más que impotencia, y voces pidiendo que algún espíritu generoso se decida a hacerle frente al monstruo. Me resulta obsceno que hombres llenos de defectos y de contradiccione...