EL FLOW DE DIOS

 

Él, con su flow, saca agua de la roca y vida de la muerte, porque nos ama.
La Virgen de Covadonga / tien una fuente muy clara / la neña que d'ella bebe /dentru del añu se casa.

Estas elecciones nacen de un fraude de ley de nuestros representantes, y su celebración supone el refrendo de la abolición del Estado de Derecho, lo cual suena fuerte, pero es cierto. Pasado ese día-D, la Constitución será papel mojado.

A partir de ahora, la organización política del país queda desvinculada de objetivos nobles. Los que sentimos el deber moral de hacer un mundo más humano quedamos fuera del tablero político. Los católicos, en la vida pública, pasamos a ocupar un lugar marginal; la antropología cristiana ya no tiene valedores en los partidos políticos.

El caos actual trasluce un nuevo paradigma cultural, o al menos, la prisa por implantarlo. Se procura por todos los medios -incluso violentos- un modo de pensar que excluya cualquier referencia a una verdad inmutable… se fomenta un pensamiento líquido, una conciencia laxa, en permanente disgregación… Se pretende dar por bueno todo lo que te permita ‘disfrutar’ un poco más; e igualmente se da por bueno que te maten cuando des muestras de no poder disfrutar. El giro que se intenta dar es radical, pero no tiene vuelta atrás.  

La política ha terminado por doblegarse al dinero, por renunciar a objetivos altruistas, o sea, al bien común. Cínicamente se difunde que lo mejor para todos es el ‘comamos y bebamos que pronto moriremos’, y que introducir ahí la religión es lastrar el progreso humano.

Y, sin embargo, el progreso ligado a la ciencia se come el dinero de los contribuyentes en proyectos quiméricos o monstruosos. Resulta patético ver la imagen de ese pobre hombre ‘embarazado’, como antes las del actor de Superman tomado por cobaya para caminar de nuevo o la de Michael Jackson intentando cambiar de piel.

Ya hace tiempo que comprendí que vivir es elegir (entre el bien y el mal), y que todas las personas, sin excepción, inclinamos en cada momento la ‘balanza ética mundial’ hacia uno de los dos platillos. También hace tiempo que siento la dificultad de elegir con libertad, porque “apenas si nos dejan decir que somos quien somos”, como escribió Celaya. Porque el pensamiento único denigra la conciencia, persigue al que duda y respalda al libertino. Llevamos décadas de instrucción negativa, de ‘borrado cultural’; la comunicación es hoy paupérrima, construir desde el encuentro de dos ‘yoes’ es una proeza… no hay tiempo para el diálogo, la reflexión está amenazada y hay miedo a pensar… "tú, sigue el riego, chaval, y si quieres ser feliz como me dices, no analices".

En medio de nuestra aparente normalidad hay una ‘superestructura’ que impone reglas estrictas de comportamiento, de modo que el que se las salta se abisma en la marginación… la política no se dedica a buscar el bien común, no busca hacer un mundo más justo sino dictar obligaciones a los ciudadanos; y de tal suerte que si no sigues los dictados de lo políticamente correcto te haces enemigo de la sociedad.

Esta dictadura subliminal se adueña de nuestro ser más íntimo aún sin quererlo, imponiéndonos un pensamiento enajenado hasta cuando estamos solos. A todas horas nos vemos liados, con elucubraciones que no nos dejan en paz.

Pero a pesar de eso, yo tengo la experiencia de que, poniéndome en la presencia del Señor, que es luz, esa nube de pensamientos inquietantes se disipa pronto, lo cual quiere decir que no es propiamente ‘realidad’ lo que avasalla nuestra mente, sino ‘fantasmas’, imaginaciones vanas. No es que las cosas que pensamos sean locura, sino que procesamos nuestras vivencias desde un error de base. Y el hecho de que la oración allane las dificultades se debe a que se apoya en un principio antropológico -y cultural- más cierto, a saber: que Dios es Amor, que nos ama a todos, y que nunca permitirá que nada malo les suceda a los que se refugian en Él.

Como en el siglo pasado, pero de una manera nueva, volvemos a estar privados de libertad en aras de una quimera. El nacional-socialismo y el comunismo arrasaron violentamente las sociedades occidentales, y ahora estamos sufriendo el azote del covidigitalismo, por el que fatuos mandarines sueñan con gobernar el mundo desde sus poltronas ‘sin mover un dedo’. Los terratenientes de la Comunicación son el nuevo poder que busca someter al mundo.

No vemos masas alineadas con el brazo en alto, pero vemos mentes alienadas con la cabeza baja. Nadie dice lo que piensa, y lo que es peor, casi nadie piensa lo que dice porque el pensar no le compete y el habla se rige por clichés. Si queremos sobrevivir tenemos que representar un papel, procurando no salirnos de él en ningún momento.

En el debate de los seis candidatos del 4-M, en el medio minuto inicial de presentación, le tocó hablar en primer lugar al Sr. Iglesias; el moderador le invitó a que dijera qué grandes metas le animaron a cambiar la Vicepresidencia por Madrid. Y Don Pablo dijo: “Estas elecciones son muy importantes. Quiero que los trabajadores sepan que disponen de un permiso de hasta cuatro horas para votar; si algún empresario no respeta ese derecho podría incurrir en un delito electoral; hemos abierto un buzón mijefenomedejavotar@... para asesorar a todos; costó mucho… conseguir el derecho al voto; que nadie piense que os lo puede robar”.

Iglesias tenía encomendada la retórica rancia de la lucha de clases, vacía de contenido pero útil en conseguir votos, y el cínico líder se ciñó a ella sin pestañear.

Luego habló Monasterio y fue la única que dijo algo un poquito relacionado con el origen fraudulento de esas elecciones: “Los aquí reunidos tienen en común haberse puesto de acuerdo para restringir las libertades de un modo arbitrario (¡y tanto que sí!), aumentar su sueldo y prohibir al pueblo enterrar a sus muertos”. Lástima que, como les sucede a los segundones en las familias numerosas, su voz quedara ahogada entre la impresión del primero y el alboroto de los siguientes, que se presentaron con mensajes tan absurdos como el de Iglesias.

Las órdenes de la cúspide dicen que se escamotee la verdad, y hay mil maneras de hacerlo. A VOX se le ha dado un papel en la obra que incluye ser “la voz” de los que la han perdido. Salió a la palestra con un líder católico, que tenía claro que los suyos no practicarían el odio de clases, que tan sólo iban a reclamar la honestidad y el sentido común en la cosa pública, y ¿qué pasó? que rápidamente le apartaron mediante calumnias, el arma mortífera de los dueños de la comunicación, el crowdfunding de la violencia mediática. Lo que quedó es la VOX amaestrada, la que dice y hace lo que le mandan; que tiene aspecto de libre, pero que es esclava como las demás. Y ahí tenéis, que, gracias al voto favorable de VOX, el impresentable plan de fondos de Sánchez iniciará pronto la transformación acelerada de España en una cárcel digital. Y ahí tenéis, también, que el enfrentamiento de Monasterio con los violentos de UP es algo estratégicamente incomprensible en un partido acusado de extremista pero que en realidad aglutina a una masa de gente honrada, harta del PP, la cual bastaría para hacerle subir como la espuma. Pero es que los planes para España de los mandamases no son que reine en ella el sentido común…

Al contrario, quieren que reine la división, el enfrentamiento, en una palabra, el odio fratricida, que tan buenos dividendos le dejó en el pasado… y por eso proliferan y triunfan los eslóganes ‘disyuntivos’, y cuanto más falaces mejor: “Democracia o fascismo”; “Socialismo o libertad”; “Sánchez o Ayuso”, una colección de instrumentos vocales para matar; un despilfarro de desvergüenza; un baldón de deshonra. Puestos a conjugar contrarios, se me ocurren algunos más acertados:

“Madrid: I.D.A. o I.D.A… y vuelta”; y en caso de I.D.A.: “Sentido único o doble sentido”; "Echar el cierre o abrir puertas"; y, finalmente… “¿Me pongo la vacuna? o ¿qué vacuna me pongo?”, que al fin y al cabo, de esto van las elecciones. Y el que pueda entender que entienda. Vale.

Comentarios

Entradas populares de este blog

¡LUZ Y TAQUÍGRAFOS!

ALUMNOS

PROVOCACIÓN (publicado en agosto del 22, y revisado después)