DOCTOR, POR FAVOR, AYÚDEME...

Y tú, joven galeno, ¿qué sacaste en Humildad?

Al despedirme intenté darle la mano al médico que nos estaba atendiendo y se extrañó de mi gesto; y cuando le dije: "Encantado", se rio como si hubiera dicho algo ridículo. Estos nuevos modos profesionales, cada vez más frecuentes entre los de 'taitantitos', responden a un deseo de ser tratados como meros trabajadores de la ciencia, no como diosecillos. Y con las mismas se exhimen de toda responsabilidad cuando su mochilita científica se muestra ineficiente.

Después del Hospital Metodista, en Houston, donde 'no vi' morir a mi padre, el Huca de Oviedo es el hospital más moderno que conozco. En cuanto a arquitectura, cristal y losas blancas, y el cielo por todas partes menos por una.

En dos o tres visitas que hice me pareció que todo el personal tenía menos de cuarenta años. Y me llamó la atención que fueran dos chicas rayando la treintena las médicos que gestionaran, sin el menor empacho, el último cambio de escenario de un hombre de sesenta años que un mes antes no sabía que estaba enfermo. Y la más joven, al relatarle que a mi madre, con 82 años, hemiplejia y fallos multiorgánicos por ictus, aún le quedaban por vivir los mejores dieciocho meses de su vida cuando otro joven médico nos propuso ahorrarle tristezas, respondió altaneramente ridiculizando con su ciencia mi comparación de ambos escenarios... Y no hubo nada que hacer, a pesar de que también en el caso de mi madre se había presentado un joven médico con toda su ciencia a cuestas a proponernos aliviarla, para bien de todos; y al decirle que la calidad de vida de mi madre era siempre la misma y siempre la máxima se encogió de hombros; y habiéndola trasladado por orden suya al hospital de terminales, habría de salir de él a los tres meses tras superar el semi-coma, sacramento de unción de enfermos por medio, y habría de vivir después los dieciocho meses más dulces de su vida, endulzando de esa manera la de todos los que antes habíamos compartido con ella sus amarguras... ¡Ay, Sócrates, ¿cómo les explicamos a estos que decretan muerte que no saben nada?!