POLÍTICA O HECHICERÍA

Prime Minister en el 10 de Downing St


El que adquiere deudas embota el filo de su economía, le decía Polonio a su hijo en Hamlet. Pero ha llovido mucho desde entonces y la Tierra ya no parece la misma.

En aquel delicado trance en que España pasó un año sin gobierno, los movimientos de Sánchez fueron extraños por demás. Como también lo fue su periplo posterior y el resurgir de sus cenizas,  fortalecido. Según ese extraño estilo suyo, ahora saca de la chistera unos Presupuestos manirrotos que según él van a ser la repanocha. Y lleva trazas de que así sea porque desde Bruselas le han dado sólo un tirón de orejas pero no lo han puesto de rodillas ni cara a la pared. Desde luego, nada que ver con las amenazas apocalípticas que llovieron sobre Rajoy en vísperas de que sus ímprobos esfuerzos por sacar adelante unos Presupuestos equilibrados fueran mandados a la letrina junto con sus más de 40 años de servicio público. Y para colmo, el chico Sánchez es respondón y se atreve a 'explicarles' a sus mentores que sus cuentas son el mayor esfuerzo estructural de España en el último lustro... como no se estuviera refiriendo a que con la eutanasia y sus otras leyes inhumanas iba a quedar España como una seda para que los que le pagan hicieran con ella lo que les diera la gana...

A base de cegar las corrientes respetuosas con la tradición, remota y reciente, Sánchez y los demás prebostes se mueven como pez en el agua en el terreno pantanoso de la política actual. Su profesión consiste ahora en trabajar para unos amos que los promocionan en función de sus logros. Y las únicas cortapisas que tienen son las de un sistema de leyes que cada vez tiene más fisuras por donde colar billetes.
No hay escapatoria a este desquiciado marco actual. La ambigüedad es tan apabullante que repele cualquier intento sensato de afrontarla, ha llegado a un punto en que sólo podría hacerle frente una exhibición de certeza incontestable. Y sólo se me ocurre un acto que a los ojos humanos se presente cien por cien claro y distinto: la muerte. La esencia de este fenómeno es físicamente pura, sin mezcla, incontestable. Ciertamente, la muerte es hoy, como ha sido siempre, la única fuerza capaz de doblegar la obscena arrogancia de la mentira. Por su naturaleza, clara y distinta, la muerte ha sido el medio elegido por Dios para derrotar al mal y devolvernos la dignidad y la felicidad que nunca habríamos podido recuperar por nosotros mismos. Ese camino ha quedado abierto para siempre y aunque parece un túnel, acaba en la luz sin sombras.
"Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero y por la Palabra del testimonio que dieron; y no amaron tanto su vida que temieran la muerte."
   

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