ANGELITOS NEGROS

De angelitos negros o arlequines de colores, gusta el Señor de escuchar, en el cielo sus loores. Dios me hizo testigo suyo cuando me sacó del arroyo y me puso sobre roca firme. Con el tiempo, yo mismo colocaría una piedra para que otros pudieran vadear el río, cuando puse en marcha la Fundación Fíate. La historia empezó hace hoy veintisiete años. Conocí a unas personas que rezaban juntas y me invitaron a unirme a ellas. Con ese hábito, mi deseo de estar con Dios fue creciendo y en cierto momento entendí que Él me pedía una prueba de mi amor. La prueba consistía en renunciar a mi confianza en el dinero, y como yo tenía unos buenos ahorros, me planteé dárselos a los pobres. Mi madre era una buena católica. Aunque en aquel valle minero donde nació y vivió no había mucha espiritualidad, ella era inteligente y supo aprovechar bien las pocas ocasiones de formarse en la fe que su vida le fue presentando. Deduzco que algunos consejos y enseñanzas puntuales de hombres de Dios le fueron de ...