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ANGELITOS NEGROS

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De angelitos negros o arlequines de colores, gusta el Señor de escuchar, en el cielo sus loores. Dios me hizo testigo suyo cuando me sacó del arroyo y me puso sobre roca firme. Con el tiempo, yo mismo colocaría una piedra para que otros pudieran vadear el río, cuando puse en marcha la Fundación Fíate. La historia empezó hace hoy veintisiete años. Conocí a unas personas que rezaban juntas y me invitaron a unirme a ellas. Con ese hábito, mi deseo de estar con Dios fue creciendo y en cierto momento entendí que Él me pedía una prueba de mi amor. La prueba consistía en renunciar a mi confianza en el dinero, y como yo tenía unos buenos ahorros, me planteé dárselos a los pobres.  Mi madre era una buena católica. Aunque en aquel valle minero donde nació y vivió no había mucha espiritualidad, ella era inteligente y supo aprovechar bien las pocas ocasiones de formarse en la fe que su vida le fue presentando. Deduzco que algunos consejos y enseñanzas puntuales de hombres de Dios le fueron de ...

SIETE AÑOS CON FÍATE

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"Tus manos son recientes en la rosa,  y estás de corazón en cada cosa". Hace siete años y tres días, en la memoria de Santa Teresa de Jesús, nacía la Fundación para la Integración de Alumnos con Trabas Especiales en el seno de la sociedad castellano-manchega. Aquel día, un puñado de personas nos congregamos en el Palacio de Benacazón para celebrar el acontecimiento, y nos felicitamos de vernos reunidos por una iniciativa de generosidad –en realidad de agradecimiento, pues se trataba de devolver lo que antes se había recibido gratis. El ABC, con acierto, destacó que detrás de Fíate estaba el dinamismo de un matrimonio; y escogió del discurso de las autoridades la estima que les merecía aquel buen ejemplo de la necesaria colaboración público-privada en el fortalecimiento del tejido social. Pero estábamos en tiempos de crisis, y un cáncer paralizante empezó a frenar el crecimiento de la Fundación. Por una extraña permisión de Dios, se juntaron varios problemas para que este fre...

ARDE MADRID

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Ancha es la vía que lleva a la perdición... Muchos hemos estado, y vamos a estar en el futuro, al borde del desastre; pero esto es sólo apariencia. En realidad, nada sucede –y lo hemos oído muchas veces- sin que Dios lo permita.  Es verdad que el momento actual es acuciante, que vemos que el barco –la sociedad que hemos heredado- tiene vías de agua y se va hundiendo rápidamente, pero siendo real esa percepción, la conclusión de que esto terminará en “siniestro total” no es acertada. Lo verdaderamente cierto es que viajamos en un medio muy seguro y que el viaje terminará bien. El instinto  de supervivencia nos impulsa a tomar decisiones que nos ‘sacan del bache’; pero la seguridad total se obtiene sólo por la fe. Por eso muchos filósofos han llegado a exasperarse con Dios, porque su razón tiene un límite, más allá del cual no les es posible aportar soluciones a los problemas del mundo. Y los que se empeñan en no aceptarlo se equivocan, contabilizándose no pocas veces su error e...
 De la misma manera que hubo un Benedicto I y un Juan Pablo I, puede haber un Francisco II, y entre las razones que éste dé para adoptar ese nombre, puede que una sea el deseo de confirmarnos en la fe, o el sueño de ser columna de la Iglesia. Tal vez alguno lo veamos, pero lo que es seguro es que el barco de la Iglesia llegará a buen puerto.  Al principio del pontificado actual, asistí con expectación al Sínodo de la Familia por tres motivos. En primer lugar porque hacía diez años que me había casado y cinco que mi esposa y yo habíamos terminado el Máster en Ciencias del Matrimonio y de la Familia en el Instituto Pontificio JPII, y tanto ella como yo teníamos claro que nuestra misión era dar a conocer la 'bomba transformadora' que contiene el don del amor conyugal. En segundo lugar, porque en ese momento atravesábamos, como muchísimos matrimonios de esa época, dificultades muy serias en la pareja, y ansiaba ser iluminado por nuestros obispos. Y por último, porque Francisco I e...

"¿Y QUÉ ES LA VERDAD?"

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¡Oh hermosura, siempre antigua y siempre nueva! Esa pregunta es el preámbulo del crimen más atroz que se haya cometido en la Historia, el de Jesús de Nazaret, hombre infinitamente bueno, incapaz de hacer daño a nadie, y muerto como el más abyecto criminal. Fue Pilatos hace dos mil años quien la pronunció, pero aún hoy sigue resonando como un oráculo del pecado, y escudo, en las conciencias de quienes optan por el mal. Desde aquel primer siglo han sido muchos los que han propuesto sus verdades al mundo: filósofos, políticos, grandes personalidades; pero ninguno de ellos lo hizo como Jesús de Nazaret: con la mansedumbre más absoluta, sin gritar ni vocear, pasando por uno de tantos y, finalmente, muriendo como un proscrito. Mientras que aquellos intentaron imponerla, Jesucristo sólo la propuso. Y no es casual que esa sea la diferencia fundamental entre los postores de la verdad, porque ese misterio que aspiramos a conocer, como bien supremo, sólo es accesible por medio de la fe. Yo, por h...

¡AVEN Y DESVEN DE UN ESQUIZO!

Al ver morir a mi padre en la soledad de un hospital de Houston, la pena me trastornó y sufrí una descompensación síquica que me duró veinte años. Yo tenía entonces 27 y a partir de aquel momento inicié un camino distinto a los que acostumbraba a transitar. Un camino marcado por la obediencia y por la fe en la promesa de la curación.  Con ser duro lo que viví, puedo decir que fue una bendición. Porque me ayudó a saber lo que es la vida, a encontrar el sentido, y con él todas las respuestas que un ser humano necesita conocer. Para aguantar el tirón se me facilitó una silla con estas cuatro patas: la medicina, los seres queridos, el estado de derecho y la fe. Y el resto lo puse yo sin mucho mérito, porque como se suele decir "a la fuerza ahorcan". A la vuelta de esos veinte años yo me había casado y me había mudado a Toledo. Trabajaba por la mañana como PT en un instituto y por la tarde como Profesor Asociado en la Normal de Toledo. Y ¡había sido padre! Era tanta mi felicidad q...

LOS HUEVOS DE ORO

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Contigua al hospital, la vieja nave que antaño  dio vida al pueblo, hoy puede resucitar.  Hay vivencias de la infancia grabadas como destellos en nuestra memoria. Tendría yo siete u ocho años y hacía buen tiempo; podría ser avanzada la primavera. Por aquel entonces, en una Asturias pujante, mi pueblo era un lugar ideal para un niño, pues aunaba la tranquilidad con acontecimientos estimulantes para la imaginación.  Próximo a un área industrial, en un momento de bonanza económica, iban creciendo algunas pequeñas empresas familiares en la localidad. Una de aquellas familias había construido una nave industrial y en ella, creo que con ocasión del nacimiento de un hijo, invitó al pueblo -que entonces tenía dos mil habitantes- a una merienda. Por esa época del año, se suelen hacer en mi tierra este tipo de encuentros gastronómicos con motivo de probar la sidra elaborada con la última cosecha de manzanas. En bable se les da el nombre de 'espichas', en referencia a la apertura de...